Un sector que se ha mantenido en silencio hasta hace poco en el Perú, ante los abusos de la dictadura de Dina Boluarte, es la Academia Blanka.
Muchos se preguntarán: ¿qué es la Academia Blanka?
¿Un nuevo centro de estudios preuniversitario?
¿Un equipo de fútbol?
En el Perú, y más específicamente en el entorno universitario, son los intelectuales de élite.
En su mayoría, provienen de universidades como la PUCP y la del Pacífico.

Algunos de San Marcos quieren ser parte de ese jet set. Hay un arequipeño ex sodálite que se plegó a esa Banda, pero eso será materia de otra columna. Suelen buscan becas para estudiar en universidades europeas o en Estados Unidos.
Agrupados en instituciones como el Instituto de Estudios Peruanos(IEP), suelen tomar las opiniones de apellidos como Vergara, Tanaka o Dargent como palabra de dios.
Por lo general, suelen hablar de democracia, derechos humanos, instituciones y gobernabilidad.
El hecho es que, a la hora de estos sucesos, se olvidaron de todo eso. Y se confirma que todo lo anterior solo eran pelotudeces democráticas.
En estos dos meses de dictadura, hubo más de 60 asesinatos a manos de las fuerzas del orden, detenciones ilegales, intervenciones abusivas a universidades, prisiones preventivas absurdas a gente que apenas suma dos mil soles para apoyar las manifestaciones.
Y aún cuando se fueron elevando las cifras en cada una de estas situaciones, no dijeron ni pío.
Recién empezaron a saltar cuando ocurrió la intervención con tanques en San Marcos, incluido el desalojo de los propios residentes y humillaciones a delegaciones quechuahablantes.
“Rechazamos esta intervención, pero llamamos al diálogo a las partes”, dijeron en tibios comunicados.
Cuando el gobierno decidió cambiar la composición del Consejo Nacional de Educación, ente autónomo del Ministerio, donde están varios de sus amiguitos de la PUCP o la Pacífico o de sus ONG, también reaccionaron.
Pero semanas antes, cuando disparaban a los cholos, hicieron mutis.
Hace pocos días la revista británica The Economist publicó un informe en el que señalaba que en el Perú había un “régimen híbrido”.
Estos académicos blankos, colonizados y extasiados con todo lo que digan los gringos y los europeos, recién reconocieron que hay dictadura.
Esa es la Academia Blanka. Se hace la progre, pero es funcional al poder. Por debajo de la mesa, acuerdan consultorías y nombramientos. Y suelen saludarlos en comunicados de Twitter sin el mayor desparpajo.
Solo cuando hay evidencias y un extranjero lo señala, salen a hablar
Eran los veintiúnicos en ser consultados en la prensa peruana hasta hace poco. Esa misma prensa que silencia las protestas. Y cuando las muestra, las presenta como violentas y las califica de terrorismo.
Hasta hace poco, porque en el Perú están surgiendo intelectuales que no comulgan con esta Academia Blanka. Que están entendiendo al pueblo, y sus necesidades. Que no importan democracias de manual, sino que entienden que el país forja sus propios procesos.
Que entienden lo que dijo Salvador Allende: “la historia es nuestra y la hacen los pueblos”.
El Perú necesita una academia, una intelectualidad, claro que sí.
Pero una intelectualidad comprometida con el país y con el pueblo. No con deseos de ser Finlandia.
Interesante. Cuál sería el nombre o designación contrapuesta a la Academia Blanka?
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